¿El Pokémon Go incita al «phubbing»?

 

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Intenta recordar la última vez en la que quedaste con alguien, ¿cuánto tiempo estuvisteis hablando sin que al menos uno de los dos mirase el móvil? Seguro que te es difícil recordarlo. Y ahora otra pregunta… desde que salió el Pokemon Go ¿cuántas veces te han parado (o has sido tú el que ha parado) en medio de una conversación por capturar un pokémon?

Casi todos tenemos un amigo que cuando quedamos con él se pasa parte del tiempo mirando el móvil en vez de hablar con nosotros. Le estás diciendo algo y enseguida te interrumpe contando algo sobre el mensaje que le ha dejado Funalito o el nuevo estado de Menganita en el facebook. Si aun tiene un poco de educación te dice que lo siente y que continúes hablando. Sin embargo, a los 10 minutos vuelve a hacerlo. En ese momento, nosotros solo podemos pensar: ¿Pero qué está pasando?

El phubbing es algo que se lleva haciendo desde hace muchísimos años, pero solo desde hace poco le ha puesto nombre a esta molesta manía porque ha ido incrementándose con la venta de los smartphone. ¿Pero que es el phubbing? Básicamente es desatender o ignorar a las personas con las que estamos por atender al móvil. Viene de las palabras palabras inglesas «phone» y «snubbing» (teléfono e ignorar respectivamente).

Intenta recordar la última vez en la que quedaste con alguien, ¿cuánto tiempo estuvisteis hablando sin que al menos uno de los dos mirase el móvil? Seguro que te es difícil recordarlo. Y ahora otra pregunta… desde que salió el Pokemon Go ¿cuántas veces te han parado (o has sido tú el que ha parado) en medio de una conversación por capturar un pokémon?

¿Qué consecuencias tiene el phubbing?

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No hay que ser muy espabilado para verlas. La principal de ellas es que estás demostrando a los demás lo poco que te importan porque te interesa más lo que te pueden decir por medio de un chat que lo que te dice un ser querido a la cara. En este sentido, merece la pena tomarse unos segundos de reflexión y valorar que tiene más peso para ti. Los mensajes no se van a borrar y van a seguir estando ahí cuando vuelvas a coger el móvil. Además, cuando alguien quiere contactar contigo por un tema serio no te mandan un mensajito, si no que suelen llamar directamente.

-Con la pareja. Puede parecer una tontería pero muchas de las discusiones que hay entre parejas son debido al uso del móvil por parte de uno de ellos. La persona que hace phubbing no se da cuenta, pero cuando está atendiendo al móvil en vez de a su pareja la otra parte se siente despreciada y seguramente llegará a preguntarse que hace con alguien que no se entera de lo que le está diciendo. Da la impresión de que se está aburriendo y que por eso desconecta de la realidad para conectarse a otra más artificial.

-Con los niños. SI tienes hijos es vital que evites esta manía. Les estás transmitiendo esta mala costumbre. Muchos padres se quejan de que desde le han comprado a sus hijos no les han vuelto a mirar a la cara, sin embargo, luego son ellos mismos los primeros en comprobar si tienen un mail nuevo.

-Con los amigos. Sobre todo entre adolescentes es muy habitual encontrar un grupo de amigos reunidos en un restaurante y cada uno mirando su propio móvil. ¿De qué sirve entonces quedar con ellos?

¿Incita el Pokemon Go al phubbing?

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Si no sabes lo que es el Pokémon Go es que estos últimos meses has estado viviendo en una cueva. La verdad, es que el Pokémon Go es una aplicación maravillosamente divertida que anima a muchas personas a salir de casa y a moverse, a la vez que se lo pasan bien capturando pokémon. Incluso muchos defienden que es una buena herramienta para socializar con los demás. En ese sentido, estoy muy de acuerdo. Hay personas con trastornos del estado de ánimo que el Pokémon les ayuda a reducir el aislamiento (siempre que no estén tan deprimidos que no encuentren sentido a la aplicación), por otro lado, los que tienen ansiedad social pueden favorecerse porque es una forma de encontrar y conectar con otras personas con tu mismo interés. Hay muchos eventos, quedadas e incluso convenciones que unen a los fans y es una buena forma de relacionarte con otros.

Sin embargo, el Pokemon Go puede ser un arma de doble filo porque hay personas que tienen tanto enganche que las tasas de phubbing se han multiplicado desde la aparición de este juego, desencadenando rencores con los compañeros (no jugadores por supuesto), familia y pareja. En realidad, el Pokémon Go no produce en sí el phubbing porque la persona que lo hace ahora es porque también lo hacía antes, solo que de manera más exagerada. Es decir, el «phubber» enganchado al Pokémon ya era un phubber potencial solo que a lo mejor en las redes sociales no tenía tanto éxito como lo tiene ahora con la nueva aplicación (no hace falta tener muchos amigos para capturar pokémons…).

Lo bueno de todo esto, es que con un poco de suerte, como el phubbing ha aumentado desde la aparición del juego, las personas que lo hacen (y que seguramente ya lo hacían también antes) quizá se hagan se hagan conscientes de lo mucho que molesta si alguien reproduce esta forma de comportarse con ellos mismos.

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19 comentarios en “¿El Pokémon Go incita al «phubbing»?

  1. Buena entrada Sara. Soy de los que creo que las nuevas tecnologías y sus aplicaciones sirven para unir personas (si, ya sé que soy raro). Pero también creo que en demasiadas ocasiones interrumpimos conversaciones por Pokemon… o por Whatsapp, o los mensajes o aletas o por… lo que sea.
    Cuando estamos con alguien deberíamos estar en ese momento con esa persona… Sino de los tiempos!!!

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  2. Creo que es obvio que existen intereses no sólo económicos, para que nos rindamos ante los infinitos reclamos que se nos ofrecen. Es base y principio en el mundo de la publicidad y la competencia es alta.

    Conviene que exista un público muy receptivo (con óptima cobertura, no sólo física sino predispuesto culturalmente) a ciertos mensajes y propuestas. Tan sólo se trata de tenerle continuamente conectado y a su disposición.

    Como bien se describe en este artículo, la conducta de algunos adultos con dispositivos en sus manos, podría parecerse a la de repelentes niños hiperactivos, incapaces de concentrarse en lo que físicamente les ocupa en aquel momento.

    Alguna vez he admirado la capacidad de moverse simultáneamente en diferentes actividades, cuando he observado a un adolescente.

    Es algo parecido a la habilidad de las mujeres en general, por su admirable polivalencia (aunque puedan haber hombres de similares características) para alternar su atención por varias ocupaciones al unísono. Algo tan admirable por casi increíble.

    En diferentes recintos monumentales o en museos, observo que algunas obras de arte, son vistas a través del ‘cristalito mágico’ de los dispositivos, aún teniéndolas al alcance de pocos metros. En mi opinión es un verdadero engaño para los ojos y de paso para nuestra cultura.

    Es obvio que nada es absolutamente positivo o negativo, pero en unas cuantas décadas, habremos atrofiado aún más, sentidos como el del tacto o el olfato, simplemente porque por esos conductos todavía no llega el imperativo dictado comercial que los potencien.

    La ubicuidad es un atributo para supuestos seres divinos. Lo que a menudo practicamos sólo tiene que ver con la más tosca ‘dispersión’. ¿De qué sirve si esas tecnologías pueden facilitar la relación entre la gente, pero en todo caso de peor calidad? Como mínimo relaciones de segunda categoría, porque las que ocupan la mayor atención las ostentan dispositivos móviles.

    En definitiva, la práctica de esas tendencias, que se están debatiendo en este gran artículo, me parece una auténtica desconsideración hacia quienes físicamente nos estén acompañando.

    Muchas gracias por compartir este interesantísimo tema, que casi se prestaría a la reflexión de una verdadera tesis. Enhorabuena Doctora.

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    • Me ha hecho mucha gracia lo que has escrito sobre ver las obras de arte a través de un dispositivo.
      Cuando fui a Roma hace un par de años me llamó la atención que en los museos vaticanos (aunque podías verlos el mismo fenómeno por toda la ciudad) había muchas personas que en vez de pararse a ver la escultura directamente sacaban una foto y se iban. Es lo que tu dices, la ven a través una foto pero no se paran a observar, a captar el momento. El tiempo que se paraban a observar la escultura era inversamente proporcional a la calidad de la cámara. La verdad sea dicha, yo no saqué muchas fotos, tal vez si mi cámara hubiese sido mejor me lo hubiese planteado… jajaja. De todos modos, los recuerdos que mejor recordamos son los que dejan más huella en nuestras emociones, y si no nos llegan, da igual el número de fotos que tengamos…

      Por lo demás estoy completamente de acuerdo contigo y no tengo nada más que añadir a tu comentario tan acertado^^

      Un beso!!

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      • Tienes una esencia que maravilla. Hace años conocí un caso, ahora no recuerdo porqué, de haber perdido las fotos de un viaje y a aquellos, les fue de un pelo de separarse por esa incidencia. Seguramente como dices, son las emociones las que prevalecen. Y por suerte, no hay ‘tiendas’ donde encontrarlas.
        Gracias por tu beso y gracias por dejarme tan pletórico por conocerte. ¡Buen descanso y sobre todo, buenos sueños! Yo también te envío mi beso.

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      • ¡¡Es una faena lo que le pasó a esa pareja!! yo también me hubiese enfadado, aunque más por la frustración que por otra cosa. Sinceramente me parece un poco exagerado eso de separarse. Hablo desde el desconocimiento por supuesto, pero puede que eso fuese la gota que colmó el vaso de una relación ya deteriorada.

        Buenas noches^^

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      • Me han contado casos, con los que llegas a la conclusión, que hay gente que se puede mover tan sólo por inercia, por simple tradición o únicamente por protagonismo ante ‘la galería’. Cuando todo el mundo deberíamos recordar que el amor une y la convivencia desune. Hay algo de inevitable en esto y por eso los platillos de la balanza tienen que mantenerse en equilibrio.

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